Boletín trimestral de HDB Pozoblanco. Diciembre 2014



EUCARISTÍA DE LA SAGRADA FAMILIA

<<Es bonito hacer arqueología en la casa de Nazaret para ver cómo construyeron su familia José, María y Jesús y, si es posible, extraer de aquellos cimientos y coordenadas un diseño que hoy nos sea útil y modélico para las nuestras y las de nuestra sociedad>> Manolo Rubio (Consiliario SDB)
Este pasado domingo, 28 de diciembre, el Movimiento de Hogares Don Bosco de Pozoblanco organizaba y participaba de la Eucaristía de la Sagrada Familia, la cual y como vienen siendo habitual es característica y especial para nuestras familias.

La misma fue presidida por nuestro consiliario Manolo Rubio con la participación de miembros de Hogares y amenizada por el Coro de Antiguos Alumnos Salesianos.





Al finalizar se procedió al besamanos del niño Dios y al reparto del boletín trimestral de HDB para pasar posteriormente a compartir un momento de encuentro acompañado de unos aperitivos que la Comisión había preparado.



A continuación se detalla la estudiada, profunda y educativa homilía que nuestro Consiliario Manolo Rubio nos transmitió en dicha Eucaristía de la Sagrada Familia.


FIESTA DE LA SAGRADA FAMILIA.- Ciclo B

 
Es bonito hacer arqueología en la casa de Nazaret para ver cómo construyeron su familia José, María y Jesús y, si es posible, extraer de aquellos cimientos y coordenadas un diseño que hoy nos sea útil y modélico para las nuestras y las de nuestra sociedad.

No deja de ser un atrevimiento por nuestra parte, querer sacar ejemplos del modo de proceder de la última familia patriarcal -¡Patriarca San José, decimos!-del Antiguo Testamento, que fue la de Nazaret, ([y tal como, incluso, algunos de nosotros hemos llegado a experimentar], donde, con frecuencia, la preeminencia absoluta o casi del varón, la rigidez disciplinaria, la inmediatez de la obediencia y la amenaza del castigo, eran el ABC de las relaciones familiares y colegiales), para una familia nuclear, como la de ahora, en la que, generalmente, al resto de la familia sólo se considera como extensión, pero no como exigencia de unidad, de convivencia, de seguridad y estabilidad. (No entro ahora a análisis ni juicios de valor; sólo a recordar).

Sin embargo, por poco que hurguemos en aquellas raíces, pronto descubrimos elementos en la construcción, que son tan válidos ahora como lo fueron entonces: valores y criterios de profundo calado capaces de sostener  en pié, hasta nuestros días, la tienda tranhumante de Abrahán, el pastor, y de la familia de un humilde carpintero en los tiempos de Herodes el Grande: la misericordia, la bondad, la dulzura, la humildad, la comprensión, el perdón, el esfuerzo, el sacrificio… y, por encima de todo, el amor!. Son los pilares que sostienen las relaciones de los padres, del matrimonio maduro y creyente, que luego jugarán un papel primordial en el desarrollo de la personalidad de los hijos. Si el amor preside en la familia, “el niño se llena de sabiduría y crece feliz”, nos habría dicho Lc 2,52.

Hay, además un detalle iluminador que no debemos pasar por alto: <<Los padres de Jesús lo llevaron a Jerusalén (…), de acuerdo con lo escrito en la Ley del Señor>>.
En la familia de Nazaret no solamente se convive, sino que se construye, se madura y se crece día a día, poniéndose en camino hacia la Casa del Señor, siguiendo la Ley que habían aprendido y cuyo cumplimiento les acercaba progresivamente a Dios.
En la casa, en la Familia de Nazaret, hay unos criterios, unas normas de proceder, que vienen de la Sabiduría del Espíritu, que se cumplen porque se aman, y que, precisamente por eso, ayudan a madurar y a ser felices como personas, como pareja y como familia.
La familia es un ser en marcha, que se construye día a día. La familia madura, se realiza en la medida que se descubre como un proyecto en camino, como un proceso en el que ponerse de acuerdo, y en el que los valores de la alegría, del agradecimiento, de la Palabra de Dios y la oración son entendidos como la base de ese proceso de convivencia. Los hijos descubrirán el estilo de vida que deben seguir, asimilando las actitudes que ven en los padres.

Pero el día a día no es fácil. Con todo, si se ha elegido formar una familia así, con los valores evangélicos, habrá que luchar y trabajar por que eso sea así. El diálogo, la escucha, dedicar tiempo al otro, el respeto mutuo, dar más consideración a las personas que a las cosas, que al dinero, que a la comodidad, que al deporte, que a los amigos…, traducido todo ello también en detalles de ternura, de compasión, de delicadeza, de sensibilidad ante lo que pasa, de mano izquierda, de cuidar el momento vital de cada uno, de agradecer…, no dejando que la vida pase sin más…, eso es estar en camino hacia la plenitud de la vocación familiar que nos inspira la fiesta de hoy.


Que el Padre Bueno nos enseñe y nos ayude a construir en y por nuestras familias el mundo que Él ha soñado para nosotros. Pidámoselo así en esta eucaristía.

EUCARISTÍA DE LA SAGRADA FAMILIA

El Movimiento de Hogares Don Bosco de Pozoblanco organiza la Celebración de la Eucaristía de la Sagrada Familia.

FELICITACIÓN NAVIDEÑA DE LA COMISIÓN INSPECTORIAL

Desde la Comisión Inspectorial de Hogares Don Bosco se nos hace llegar esta Felicitación Navideña con sumo gusto compartimos con todos vosotros como no puede ser de otra manera.

NAVIDADES EN VALDOCCO, FOREVER YOUNG.


Dentro del programa de actividades diseñado con motivo del
Bicentenario del nacimiento de San Juan Bosco
el COLEGIO SALESIANO SAN JOSÉ presenta:

Teatro musical
NAVIDADES EN VALDOCCO, FOREVER YOUNG.
Martes 23 de diciembre a las 21:30 h.
Teatro El Silo.

Un recorrido original por la vida de Don Bosco con la participación de todos los grupos de la Familia Salesiana.
Valdocco, ese pequeño grano de mostaza que se convirtió en el centro del mundo salesiano, el lugar donde empiezan a cumplirse los sueños de Don Bosco.

La recaudación será donada a la ONG “Solidaridad Don Bosco” para el proyecto “Espacios de Paz”.

Horario de taquilla hasta agotar localidades:
-          Jueves 11 de diciembre de 12 h a 14 h y de 20 h a 22 h.

-          Viernes 12 de diciembre de 12 h a 14 h y de 20 h a 22 h

INMACULADA CONCEPCIÓN DE MARÍA

Inmaculada concepción de María

LECTIO
Primera lectura: Génesis 3,9-15.20

9 Pero el Señor Dios llamó al hombre diciendo:
-¿Dónde estás?
El hombre respondió:
10 -Oí tus pasos en el huerto, tuve miedo y me escondí, porque estaba desnudo.
El Señor Dios replicó:
11 -¿Quién te hizo saber que estabas desnudo? ¿Has comido acaso del árbol del que te prohibí comer?
12 Respondió el hombre:
-La mujer que me diste por compañera me ofreció el fruto del árbol, y comí.
13 Entonces el Señor Dios dijo a la mujer:
-¿Qué es lo que has hecho?
Y ella respondió:
-La serpiente me engañó, y comí.
14 Entonces el Señor Dios dijo a la serpiente:
-Por haber hecho eso, serás maldita entre todos los animales y entre todas las bestias del campo.
Te arrastrarás sobre tu vientre y comerás polvo todos los días de tu vida.
15 Pondré enemistad entre ti y la mujer, entre tu linaje y el suyo; él te herirá en la cabeza, pero tú sólo herirás su talón.
20 El hombre puso a su mujer el nombre de Eva -es decir. Vitalidad-, porque ella sería madre de todos los vivientes.

**• En el capítulo tercero del Génesis se describe el drama más profundo de la humanidad: la caída original que introduce la muerte en la creación. Tras la consumación del pecado por Adán y Eva, hay un momento de silencio en el que se oye sólo a Dios acercarse por el jardín.
No es precisamente motivo de fiesta y encuentro. Ahora Adán se oculta. Pero la voz le interpela: « ¿Dónde estás?» (v. 9b). Adán sale de su escondite, pero no responde a la pregunta, mostrando que no está a la altura, no está ya en Dios. Sus palabras dan testimonio de esta triste realidad. En primer lugar declara abiertamente que le domina el miedo y la vergüenza: la criatura hasta hace bien poco libre se siente ahora esclava. Luego, indirectamente, manifiesta el estado de soledad en el que vive: la relación con la mujer y la creación, antes fundada en la amistad y la ayuda recíproca, ahora está sujeta al engaño, la sospecha, la oposición. Frente al Creador, que había gozado con la belleza de la creación, aparece un universo hecho trizas, radicalmente afectado por el mal.
Después de escuchar a los tres culpables, Dios pronuncia la sentencia. El lector que ha seguido desde el comienzo el desarrollo del drama sagrado, esperaría la condena a muerte (de acuerdo con Gn 2,17). Por el contrario, se propone un castigo que aparece como un camino de purificación con vistas a una salvación prometida (v. 15). Dios, que comienza a revelarse como el Misericordioso, se ha puesto de parte del hombre contra la serpiente -símbolo del mal- que recibe la maldición.
La humanidad será ciertamente herida, pero sólo en el calcañar, es decir, en una parte no vital y fácil de curar; la serpiente, por el contrario, será herida en la cabeza, derrotada definitivamente. Por eso se ha definido al v. 15 como "protoevangelio", primer anuncio de la victoria del hombre sobre el pecado y la muerte.
La victoria se atribuye al «linaje de la mujer». La versión griega de los Setenta comprendió "linaje" en sentido individual y el primitivo cristianismo legó el texto en clave mesiánica, como profecía de la encarnación de Cristo. La Vulgata atribuye directamente la victoria a la mujer; de ahí la difundida representación de María aplastando con el pie la cabeza de la serpiente.
Notemos, finalmente, el nombre nuevo que el hombre da a la mujer: Eva, madre de los vivientes (no de los mortales). Podemos ver aquí la prefiguración de María, la nueva Eva que cooperará en la obra de la restauración de la humanidad pecadora y Jesús la consignará como madre de la Iglesia naciente, justo en el momento de su muerte en la cruz.

Segunda lectura: Efesios 1,3-6.11-12
3 Bendito sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, que desde lo alto del cielo nos ha bendecido por medio de Cristo con toda clase de bienes espirituales.
4 Él nos eligió en Cristo antes de la creación del mundo, para que fuéramos santos e irreprochables ante él por el amor. Llevado de su amor, 5 él nos destinó de antemano, conforme al beneplácito de su voluntad, a ser adoptados como hijos suyos por medio de Jesucristo, 6 para que la gracia que derramó sobre nosotros, por medio de su Hijo querido, se convierta en himno de alabanza a su gloria.
11 En ese mismo Cristo también nosotros hemos sido elegidos y destinados de antemano, según el designio de quien todo lo hace conforme al deseo de su voluntad.
12 Así nosotros, los que tenemos puesta nuestra esperanza en Cristo, seremos un himno de alabanza a su gloria.

**• La carta a los Efesios se abre con lo que se ha definido como el Magníficat de Pablo. Él que está viviendo sus duros años de prisión por la fe, en cuanto tiene ocasión de escribir a otros cristianos, deja brotar de su corazón un canto de bendición y alabanza a Dios, invocado no como «Dios de Abrahán, de Isaac, de Jacob», sino como «Padre de nuestro Señor Jesucristo». Cristo es el único Mediador. Cristo es el Mesías, plenitud de la espera de Israel. En el himno se exalta el plan de salvación, contemplado no siguiendo una exposición ordenada y doctrinal, sino cantado y admirado en sus múltiples facetas por quien experimenta su actuación a partir de la propia historia personal.
Cuanto Pablo refiere de sí mismo, vale para cualquier cristiano y de modo preeminente para María. En ella se realiza en plenitud el plan divino de hacernos «santos e irreprochables ante él por el amor», es decir, consagrados exclusivamente a su servicio («santos»), separados de todo lo que es mundano y pecaminoso(«irreprochables»). Todo esto no por la capacidad humana, sino por puro don. Ningún mérito, esfuerzo o ascesis podrían jamás reparar el mal que corrompe la humanidad desde sus raíces. La reparación sólo puede recibirse como «herencia», o sea, como un bien recibido gratuitamente, pero que nos hace responsables.
María, la Virgen Inmaculada, no es un ser suprahumano, es la elegida para ser morada del Verbo, ha sido preservada del pecado original «en previsión a los méritos de Cristo Redentor» -como reza la definición del dogma- en razón de su propia vocación. Por María llega a cumplimiento el plan del que nos ha «predestinado a ser sus hijos adoptivos». Se trata de una expresión paulina, que recoge una buena noticia: la vida del hombre no ha sido abandonada a su suerte, ni está destinada a la nada; tiene un sentido: es vida de comunión con Dios, vida de plena libertad, en el amor, en la alabanza, en la gloria.

Evangelio: Lucas 1,26-38
26 Al sexto mes, envió Dios al ángel Gabriel a una ciudad de Galilea llamada Nazaret, 27 a una joven prometida a un hombre llamado José, de la estirpe de David; el nombre de la joven era María.
28 El ángel entró donde estaba María y le dijo: -Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo.
29 Al oír estas palabras, ella se turbó y se preguntaba qué significaba tal saludo.
30 El ángel le dijo: -No temas, María, pues Dios te ha concedido su favor.
31 Concebirás y darás a luz un hijo, al que pondrás por nombre Jesús.
32 Él será grande, será llamado Hijo del Altísimo; el Señor Dios le dará el trono de David, su padre, 33 reinará sobre la estirpe de Jacob por siempre y su reino no tendrá fin.
34 María dijo al ángel:
-¿Cómo será esto, si yo no tengo relaciones con ningún hombre?
35 El ángel le contestó:
-El Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso, el que va a nacer será santo y se llamará Hijo de Dios.
36 Mira, tu pariente Isabel también ha concebido un hijo en su vejez, y ya está de seis meses la que todos tenían por estéril; 37 porque para Dios nada hay imposible.
38 María dijo:
-Aquí está la esclava del Señor, que me suceda según dices.
Y el ángel la dejó.

**• Leyendo la perícopa de la anunciación en la solemnidad de la Inmaculada concepción, merecen particular atención dos expresiones del saludo del ángel Gabriel a María. Entrando en su presencia, la llama: «Llena de gracia». El término griego, kecharitoméne, explica bien el significado de la palabra: literalmente significa "la agraciada", que ha sido colmada de gracia. María es la criatura humana redimida por Dios de modo radical, perfecto. Su inmaculada concepción es obra de la gracia del Redentor, que en ella ofrece a todos los hombres la imagen y modelo de la vocación de la humanidad.
Luego el ángel dice a María: «El Señor está contigo», usando la expresión tan frecuente en el Antiguo Testamento y que ha acompañado el caminar del pueblo elegido a lo largo de los siglos. El Señor siempre ha estado con su pueblo, aunque el pueblo no siempre ha estado con su Dios. Frecuentemente se alejó, dudó, se sintió abandonado, como en la ocasión emblemática de la rebelión en el desierto, llegando a su culmen en aquella pregunta: « ¿Está Dios con nosotros, o no?» (Ex 17,7b).
Aquí estas palabras asumen un sentido pleno, como si el ángel dijera: «Tú estás siempre con el Señor; tú estas unida a él en la medida en que es posible a una criatura». No se trata de un momento de gracia particular, que lentamente se debilita; al contrario, es una unión que se va haciendo más y más íntima.
A las palabras del ángel -indica el evangelista- María «se turbó» (v. 29). No es el temor que tuvo Adán, consciente de su pecado; aquí se trata del sagrado temor ante la misteriosa realidad de Dios; es el sentimiento que invade tanto más a la criatura cuanto más pura es. En su perfecta humildad, María comprende la grandeza de la misión recibida, la gratuidad del don, la desproporción entre la propia debilidad y la omnipotencia divina.
El sí que María da como respuesta resuena como la alabanza perfecta de la criatura, eco fiel del «aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad» (Sal 39,8) con el que el mismo Jesús se adhiere a la voluntad salvífica de Dios.
En el encuentro de estas dos obediencias se cumple el plan de salvación.

MEDITATIO
En la fiesta de la Inmaculada, más que hablar de María, sentimos el deseo de acercarnos a ella para que nos introduzca en el misterio de su virginidad, que es un misterio de silencio; en el misterio de su inocencia absoluta, que es un misterio de gozo.
María ya está revestida con vestiduras de salvación, tiene su vestido blanqueado en la sangre del cordero antes de su nacimiento. El Padre, de algún modo, la ha bautizado de antemano en el misterio de la muerte y resurrección de Cristo para presentarla al mundo tota pulchra, toda hermosa. La fascinación de María está en ignorar su propia belleza: su humildad, su transparencia que la hacen vivir mirando fuera de sí misma, toda donación.
María, virgen y madre, imprime al misterio cristiano su aspecto más sugestivo y fascinante; es un nostálgico reclamo a la pureza, a la inocencia. Incluso el hombre más experimentado en el mal difícilmente puede sustraerse a la fascinante atracción de la inocencia y la virginidad.
Nuestro amor a María esencialmente debe traducirse en el deseo de vivir profundamente, sinceramente, su misterio; deseo siempre más vivo, más hondo, de sumergirnos en su pureza, como un bautismo en su inocencia para salir purificados, revestidos con vestiduras de salvación.
Para cualquier alma, el contacto con la Virgen santa es un contacto que purifica y salva. De algún modo, es ya un contacto con la humanidad del Señor que tomó carne en ella. Nosotros, que nos sentimos tan pobrecillos y frágiles, debemos lograr, por la fe, descubrir cada vez más el milagro de la presencia de María entre nosotros.

ORATIO
Oh María, toda santa, todo el paraíso se goza en ti. Con tu belleza consoladora reafirma nuestro corazón para que sepamos comprender la esperanza a la que Dios nos ha llamado, el tesoro de gloria que nos espera en la eterna comunión de los santos.
Oh María, icono de la interioridad, te miramos en tu humilde y fiel permanecer recogida bajo la mirada de Dios, abandonada al poder del Altísimo. Por tu maternal intercesión haz que se derrame abundantemente la gracia del Señor sobre nosotros que contemplamos el inefable misterio de tu belleza, para vivir también nosotros profundamente, allí donde mana con perenne juventud la fuente del amor.
Oh Virgen purísima, que nos has engendrado en el Hijo unigénito de Dios, hijos tuyos de adopción, enséñanos el camino de la caridad sincera, del humilde servicio y del celo infatigable, para que también nuestra vida sea fecunda en la gracia a fin de que todos lleguemos a la presencia del Altísimo «santos e irreprochables por el amor».

CONTEMPLATIO
Inmaculada es tanto como decir fulgor de aurora. Preservada inmune de la contaminación original, María fue llena de gracia desde el primer instante de su concepción. Ya desde el seno materno, el alma de María estuvo penetrada de luz divina; tras la noche de largos siglos transcurridos desde la culpa de los progenitores, se alza esta estrella matutina, límpida y pura, transparente e inviolada, mientras en el cielo apunta la promesa del inminente día.
Inmaculada significa visión del paraíso. Aquella gracia, que a ella le fue concedida en grado perfecto y sobreeminente desde el primer instante de su existencia terrena y que a nosotros también nos es dada, si bien en medida ciertamente inferior, es solamente en prenda de la beatitud eterna; para el día en que caerán los velos de la fe, que esconden la visión de Dios, y contemplaremos cara a cara al Señor. La Inmaculada preanuncia el alba de aquel día eterno, y nos guía y sostiene en el camino que todavía nos separa de Él.
A este último fin, coronación de la vida de gracia, deben tender los anhelos de nuestro corazón y los más generosos esfuerzos de fidelidad cristiana (Juan XXIII, Discurso del 7 de diciembre de 1959).

ACTIO
Repite con frecuencia y vive hoy la Palabra: «Alégrate, María, llena de gracia, el Señor está contigo» (Lc 1,28).

PARA LA LECTURA ESPIRITUAL
La aurora es un momento fabuloso: el que precede inmediatamente al salir el sol. Antes sólo eran tentativas. Un leve palidecer el cielo por oriente, apenas visible en la noche. Sigue un clarear creciente, lentamente al comienzo, luego más rápidamente, siempre más rápidamente. Finalmente un instante en el que el surgir de la luz es tan victorioso y ardiente, el esplendor tan cegador a los ojos habituados a la noche, que nos podríamos creer ante el mismo sol: apenas un instante después, como una llamarada, su luz arde en el hilo del horizonte. Y finalmente el sol. Hasta ese momento, nos podíamos haber engañado, pues ya se transparentaba en lo que sólo era la aurora. Lo mismo la Inmaculada concepción. Primero, a lo largo de los siglos precedentes, se trataba del alba de Cristo, de los comienzos de su pureza y santidad, ya maravillosos considerando que se realizaban en la naturaleza humana, pero aún oscuros respecto a Él. María es el culmen de la aurora, el surgir del día. Pero su luz ilumina a todos. La Inmaculada concepción distingue a María de los demás humanos sólo para unirla más a Cristo, que pertenece a todos (...).
Tras el decreto que estableció la venida de Cristo, se da esta larga preparación que ya la realiza inicialmente y que llena toda la historia antigua de la humanidad. Ahora bien, toda esta preparación lleva a María, porque ella (...) es portadora de Cristo. La preparación es inmensa: es la única obra de Dios mismo en este mundo; se compromete con todo su amor: haciendo confluir, en virtud de su gracia, todo lo que en nuestros esfuerzos humanos hay de verdaderamente bueno: se plasma una naturaleza humana que será la suya.
Llega un día en que todo está preparado. En la Virgen todo se reúne para pasar de ella al Hijo (...). María es la figura absoluta y total, y lo es para siempre, porque, siendo Madre de Dios, es la que une el Hombre-Dios con la humanidad (É. Mersch, La théologie duCorps mystique, I, Tournai 1944, 219-221).


CONFERENCIA: PAUTAS EDUCATIVAS, POR JESÚS JARQUE

Pautas educativas más básicas y fundamentales para educar a los hijos, especialmente de los dos a los doce años.
Las pautas son principios y estrategias generales para educar. Son como “las reglas de juego” que hay que respetar en la educación de los hijos.
No son recetas concretas para solucionar problemas concretos, pero sí os ayudarán a orientarse, a tomar decisiones y en muchos casos os darán pistas para resolver los problemas concretos de cada día.
Acuerdo entre la pareja – Ser ejemplo positivo – Enseñanza directa – Disponer de normas y límites – Adoptar medidas si se incumplen las normas – Reforzar las conductas adecuadas – Hablar con el niño o la niña – Educar con afecto.

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